martes, 27 de diciembre de 2011

Gueguel Massmanián - FMV 2005 (I)

Después de muchos meses, ya está aquí. Sé que ha costado y que os he hecho esperar pero por fin os traigo, en forma de regalo navideño, la entrevista con Gueguel Massmanián Estellés, Fallera Mayor de Valencia 2005. Las estupendas fotos que podéis ver pertenecen a la propia Gueguel y a su Corte de Honor. Mil gracias por regalarnos momentos de un año inolvidable. Hoy la primera parte. La segunda, no os la perdáis, viene con sorpresa.


Empatía. Esa es la primera palabra que te viene a la mente cuando hablas con Gueguel. Es de esas personas con las que es casi imposible no llevarse bien. Desde el primer momento transmite cariño y complicidad. Si hubiera que definirla con dos cualidades, serían sin duda la simpatía y la alegría (ya lo dice su nombre); si tuviésemos que destacar un valor, la amistad ocuparía probablemente el puesto número 1. Amistad que valora y que siempre tiene presente. De hecho, nada más comenzar nuestra conversación destaca a su Corte de Honor, sólo tiene buenas palabras para todas ellas y demuestra la gran piña que son. Una auténtica suerte porque después de 6 años cuenta con 12 buenísimas amigas, ni una menos. Son muy importantes para ella y por ello irán apareciendo de forma constante en esta entrevista.




P: Gueguel, ¿Qué estás haciendo hoy en día?
Recientemente he empezado a desarrollar mi profesión en el Ayuntamiento de Valencia, mientras sigo completando mi formación. Las cosas están complicadas pero tengo claro dónde quiero desarrollar mi vida profesional y soy optimista.

P: ¿Qué recuerdo te queda 6 años después de tu reinado?
Si pienso en el año lo primero que me viene a la mente son mis amigas, mi Corte de Honor, el grupo.

P: Empezamos por el principio. La noche que te eligen FMV llegas a casa después de la celebración, cierras la puerta y te quedas a solas con tu familia… ¿Qué piensas en ese momento?
Me acosté y no pude dormir en toda la noche pero tenía una sonrisa de oreja a oreja, una felicidad absoluta. Y de repente todo te impresiona mucho. Desde el momento en que te llaman estás rodeada de gente, atiende a un medio, a otro, llega la Corte, vas a la falla, en la que además ese año cumplíamos el 125 aniversario… Recuerdo que un fallero de mi comisión dijo algo que me emocionó muchísimo “Eres lo más importante que nos ha pasado en 125 años de historia”. Al llegar a casa, la cocina no se veía, estaba llena de centros de flores desde el suelo a los muebles. Llegamos todos a casa felices, muy impactados por lo que acabábamos de vivir y me imagino que mi madre pensando en todo lo que tenía que organizar para el día siguiente (ríe). Yo era consciente de que me habían llamado y quería serlo porque no me quería perder ni un minuto de mi reinado pero estaba en las nubes.

Todas juntas el día de la llamada. Comenzaba su sueño.

P: ¿Creías que tenías posibilidades de ser la elegida?
Tienes un sentimiento de ilusión, sientes que te gustaría pero al mismo tiempo sabes que es muy difícil. No te acabas de hacer a la idea de que tienes posibilidades.

P: Lucía Gil, en las entrevistas previas a su elección, decía que ella se veía como FMV
Recuerdo que una de las preguntas que me hizo el jurado fue por qué no querría ser FMV; y yo decía que no había ningún motivo por el que no quisiera serlo. Si te acobardas desde el principio pensando en que te enfrentas a lo desconocido, a una figura tan respetada y tan seguida no podrías.

P:¿Cómo veías a las FMV cuando llegaste al cargo? ¿Te costaba verte como una de ellas?
Lo que ocurre es que sobre todo las inmediatamente anteriores se convierten en tus cómplices. Con Noelia tenía mucha relación, de hecho en la actualidad la sigo teniendo. Es la inmediatamente anterior a mí y cualquier duda se la preguntaba y eso es algo que sucede todos los años. Ante la duda, recurres a la inmediatamente anterior a ti, que es la que mejor consejo te va a dar porque lo acaba de vivir.

P: ¿De qué manera recuerdas los primeros actos tras ser elegida?
Siempre comentan que el final del reinado de la FMV llega cuando está realmente preparada para ser FM. Pero yo no cambio la inocencia del principio por la seguridad y el aplomo del final. Comparo cuando subía las escaleras el día de la proclamación y cuando las subí el día de la exaltación y parece que vayas pisando más fuerte el segundo día. El aprendizaje es brutal. Recuerdo que cuando llevaba dos meses sentía que había pasado un año en mi vida porque todo es muy intenso. Probablemente es la experiencia más trascendental que has pasado en tu vida hasta ese momento, en una edad en la que no acabas de ser una persona con las ideas absolutamente claras, te estás formando. Cuando acabas el año, incluso en las entrevistas, te defiendes con una soltura que no tienes al principio.


P: Cuéntanos los días previos a tu exaltación, cuando caíste enferma…
Una semana antes tuve una gripe que luego se transformó en infección de garganta. El fin de semana anterior me cancelaron la visita a la Casa de Valencia en Barcelona pero fui al intercambio de fotografías con fiebre. Ahí lo pasé mal. Me quitaron el resto de actos que tenía los días previos para recuperarme.  Mi padre me llamaba esa semana todos los días desde el trabajo para preguntarme cómo me encontraba, yo no mejoraba y al final el mismo día por la mañana cogí un taxi y me fui a La Fe. Fue muy divertido porque todas las enfermeras me decían “Esta noche te veremos en la tele”. Me hicieron análisis, me inyectaron y de ahí fui a prepararme para la exaltación. No recuerdo pasarlo mal, me daba igual la infección de garganta… Era realmente feliz. No recuerdo nada de nervios, estaba tranquila, tenía ganas de que llegara la Corte, ir al Ayuntamiento a imponerles las bandas… Menos mal que no fue la Crida, porque no tenía nada de voz. Por suerte, además, ese año hacía mucho frío y tuvieron la fantástica idea de cambiar las calesas por los coches de L’Antigor. Sí es cierto que tenía la voz muy tomada, me dolía la garganta pero me encontraba igualmente feliz y lo único que quería era que llegara ese día y estrenar mi traje, ponerme mi banda y empezar sin parar de actos.



P: Además de los “grandes”, ¿hubo algún acto que te marcó especialmente?
Cuando fuimos a visitar a los abuelitos a la Malvarrosa. Se visten con el traje típico, hacen su propia falla, incluso te hacen un detalle. Te genera una sensibilidad verlos con tanta ilusión, haciendo su propia presentación, recibiéndote con un cariño y una admiración especial… Es de las cosas que realmente te llenan, el cómo la presencia del grupo de repente hace felices a unas personas. Y la felicidad es recíproca; los demás son los que te hacen feliz a ti.

P : Tuviste la suerte de conocer a los Príncipes de Asturias en Fallas.
Días antes me llamó la alcaldesa y efectivamente me confirmó que iban a venir los Príncipes, aunque no había trascendido aún a los medios de comunicación. Lo agradecí mucho, porque lo sabíamos un grupo muy reducido de personas. Finalmente vinieron el día 17, y desde primera hora de la mañana en la entrega de premios veías cómo se iba organizando todo. Cuando acabó la recogida subimos al Ayuntamiento. Fueron muy amables con nosotras, nos trataron fenomenal, se interesaron mucho por las telas, el traje, el peinado… Y tuvimos la suerte de comer también con ellos. Fue una experiencia muy bonita. La Princesa fue muy cercana con nosotras, estuvo todo el rato preguntándonos, interesándose por todo. Fue muy especial. Además, Cristinita estuvo muy graciosa porque en el momento que aparecieron los Príncipes se puso a llorar y ya no paró en todo el día. Fueron muy cercanos con nosotras y lo agradecimos enormemente.

P: ¿Cómo llevábais el cansancio de esos días?
¡El cansancio no lo tienes presente! Te hace tanta ilusión… Me peinaban y maquillaban mientras yo dormía. Cuando estaba lista me despertaba, me duchaba y vestía rápidamente y me iba. Pero cuando cruzas la puerta de tu casa se olvida todo. Además, el grupo entero teníamos claro que queríamos llegar a San José agotadas porque eso iba a ser sinónimo de que habíamos disfrutado al máximo la experiencia. Y efectivamente, así fue. Dormíamos lo justo.

Acudieron a la entrega del premio Ninet varias de blanco, "¡y sin ponernos de acuerdo!"

Una escena del monumento dedicada a cada una de las 13 chicas. Luego ellas mismas
 las que pusieron el nombre a su gallina particular
P: ¿De qué forma te “comunicabas” con la CH en los actos en que estabais separadas?
Con la mirada. Muchas veces son los gestos los que te mantienen unida. En esos momentos se habla mucho con la mirada. Recuerdo que en un intercambio de fotos me entró un ataque de tos terrible, estaba muy afrontada porque subía gente constantemente a saludar y besar ¡y me estaba ahogando! Me giré, miré a mi CH y me transmitieron tranquilidad con la mirada, enseguida me dieron caramelos… O cuando presentaron el libro “Vivir las Fallas”; recuerdo que me emocioné mucho, no podía parar de llorar y ellas se emocionaron conmigo. Cuando acabábamos los actos, nos íbamos a casa a cambiarnos y quedábamos todas. Eso es lo que realmente une, porque en esos momentos es cuando estás con ellas, hablas, comentas, te diviertes…

P: ¿El momento más especial vivido con tus 12 compañeras?
Hay muchos pero hay una anécdota muy divertida y que demuestra el compañerismo. En el acto de la “Gala de los Oscar”, que en mi año se retomó, durante el baile tras el acto protocolario me caí al suelo con el traje de valenciana y no había forma de levantarme. Una de las chicas dijo: “¡Dios mío, nuestra FM en el suelo!” y se tiraron todas conmigo. En el crucero también lo pasamos fenomenal. Nos unió muchísimo y de hecho estamos esperando el décimo aniversario para repetirlo.

Durante el crucero, donde vivieron algunos de los momentos más divertidos


En Murcia y Burgos

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